Senderismo camino de San Pablo. Turquía

Tras la ciudad de Antalya me dirigí al oeste de Anatolia. En concreto a los valles de Egirdir. Mi intención era cubrir varias etapas del camino de San Pablo. Tras mucho meditarlo había prescindido de hacer la ruta Licia que transcurría por la costa. El camino desde Antalya hasta Egirdir me reconfortó en mi decisión. Me bajé del bus y me puse a andar por el paseo una vez llegué. Tras andar hora y media me di cuenta de que iba en el sentido contrario al que pretendía. Pillé un dolmus y volví al punto de partida.
 
En Egirdir descubrí que todos los alojamientos eran propiedad del mismo tipo, el dueño de la pensión Charly. El monopolio no funcionaba mal.
 
Siguiendo los consejos de uno de los empleados decidí realizar una ruta que empezaba en el vecino pueblo de Bedre. Desde allí fui andando hasta Bagoyen y luego a Barla para, al día siguiente, llegar hasta Direwan.
 
Una ruta más que recomendable donde se trata de evitar a los perros asesinos en la medida de lo posible. Yo las pasé canutas con uno en concreto que me estuvo siguiendo durante casi una hora a la vez que protegía un rebaño que yo no conseguía rebasar del todo por lo escarpado y estrecho del terreno. En un sendero apenas marcado, especialmente desde Bedre, perderse era más que posible. Sin embargo, al no desaparecer completamente la visión del lago no terminabas de desorientarte del todo.
 
Por esta zona también es posible realizar interesantes rutas en bicicleta. La exuberante y cambiante naturaleza se combina con pueblos atrapados en el tiempo donde las construcciones en madera son la norma. El problema fundamental es encontrar alojamiento si no tienes tienda de campaña. Yo solo tuve la opción de alojarme en Barla. La segunda dificultad reside en el transporte puesto que, salvo que hagas autostop como yo, solo te queda la opción de pagar un taxi a la ida y otro a la vuelta. A mi me recogió una pareja joven, ella embarazada. Estuvimos charlando durante los 20/25 kilómetros de vuelta a Egirdir.
 
Para cenar degusté una botellita de vino tinto de la zona, una pizza turca y bastante frutita en la habitación de una pensión que, tras un par de días de caminata, me pareció un palacio.
 
La mañana siguiente amaneció diluviando en Egirdir. Sólo quedaba seguir camino hacia Pammukale y Afrodisias.

Publicado por RASKOLNIKOV

Abogado especialista en asilo. Viajero, senderista y lector

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